AYer estábamos en el tobogán I y yo. Ella intentaba subir por la rampa detrás de un niño que hace no mucho la pegó sin más, así que ahí estaba yo atenta para llevármela a la más mínima señal de peligro.
Se paró a su lado, lo miró embobada y le tocó la cara (ay dios, pensé yo, le da un bofetón por tocona!) y él la sonrió, repetimos, y ella detrás de él y él detrás de ella con caritas de corderos degollados, yo no daba crédito. Le decía a su padre “pero pon orden que se nos desmadra la criatura!!!”
Entonces se acercó M y el niño que vio que era otra igual allí que se fue a sonreirla también a ver si caía algo, qué risa!!!!!


