perdonad pero me vais a servir de desahogo. Es que el domingo pasado me reuní con unas amigas y me quisieron discutir todo lo relacionado con mi niña, desde la decisión de tener un parto natural (aunque al final falló, fue inducido, no soporté el dolor...) hasta el colecho, mis reticencias por llevarla a la guardería (si por mí fuera, no iría antes de los 2 años, pero por motivos laborales la tuve que dejar ya a los 5 meses), y, por supuesto, y por encima de todo, el hecho de que “todavía” le dé el pecho.

Cuando un tema me implica tanto como la maternidad, soy muy pesada buscando información, leo todo lo que pillo, intento aprender y luego me afecta muchísimo todo aquel que cuestiona unas convicciones que considero bien fundadas. No lo puedo evitar. Así que me dolió la conversación del domingo con dos personas que creía amigas pero que no hacían más que atacar lo que ahora mismo es lo más importante para mí. Y eso sin ni siquiera ser madres.
Bueno, la cosa empezó más o menos como tantas otras veces con mucha gente y no le di importancia. Que si Laia duerme con nosotros... pues lo típico, “eso es que está malacostumbrada”



Al rato comprobé que, definitivamente, la confianza da asco



El libro sobre la mesa, al lado de los cacaolats y las lionesas, desató el debate.
El niño de Ángels había pasado unos días sin hacer caca. El pediatra le dijo que le pusiera supositorios. Yo le había comentado, muy modestamente porque no soy médico, que esto es normal en bebés de pecho y que no se considera estreñimiento. Que es mejor no intervenir. Ángels confió en mí y al día siguiente Arnau hizo su caca por sí solo y recuperó la regularidad


Bueno, pues aunque el problema se había solucionado con mi humilde consejo, basado en CG, las otras se rieron un buen rato


Fue peor.
“De verdad crees que aquí está la verdad absoluta?” “Hay que ser crítica” “Lo importante es lo que diga el pediatra de confianza” Y todo esto con el ja, já, je, jé de “a esta tía le comen el coco y se lo cree todo”.

Esto me dolió, porque para mí, puesto que NINGÚN OTRO MÉDICO, ni pediatra, ni enfermera, ni médico de cabecera me han ayudado en absoluto con la LM, CG es mi pediatra “virtual” de confianza. Y a parte de todo lo que publicamos en este foro, aportaciones de mamás y documentos... habré leído y consultado una docena de manuales de pediatría, tanto “buenos” como “malos”, novedosos o de la biblioteca de la abuela. Así que considero que tengo criterio para decidir que el manual de CG es lo mejor que hay para entender al niño lactante.
Luego vino todo lo demás

Creo que en este punto, lo hice mal; ya me lo diréis vosotras. Porque salió de mí MONTSE, LA RADICAL DE LA TETA. Porque en este momento Laia pidió de mamar y parece que les pilló a todas desprevenidas. Habían supuesto que Laia ya estaba más que destetada. Y no pude soportar la cara de asco de la anti-teta, que provocó que me radicalizara aún más. Quise dejarle bien claro que la lactancia materna es lo mejor que hay, indispensable para favorecer el sistema inmunológico... Creo que sonó un tanto aleccionador y aquí se ofendieron ellas. Llovieron en la conversación mil casos más, “mi prima no le dio al segundo para atender mejor al primero, y bien majo que está”, “la vecina no le dio nada y eso que su marido es cirujano” (con tono de “y sabrá más que tu”), “mi hermana empezó a darle y le dijeron que el bebé se estaba desnutriendo”” si tu niña no se pone enferma es porque el curso pasado apenas iba 3 horas a la guardería”. Eran dos contra mí. No pude con ellas. Ángels hizo bien de ir a la suya enfrascada con su niño (que lloraba: “a ver si se queda con hambre... a Menganita hubo que darle una ayudita”!!!

Os juro que intenté tomar aire y suavizar la velada. Les pregunté qué le veían de malo a la LM. En este foro he aprendido todas las respuestas a los tópicos. “Le das biberón y así eres más independiente, y el papá se puede implicar en la crianza” “Si no tienes leche la gente como tu te hace sentir fatal”. Pero ya no me dejaban hablar. Y es por eso, porque no me dejaron replicar, o no supe hacerlo, que me siento fatal y ahora sois vosotras las que me aguantais el rollo. Perdonadme, pero necesitaba explicarlo y sé que vosotras sí me escuchais.
Un beso