- Lun, 26 Nov 2007, 20:30
#215767
Aquí vengo yo,... la que no cree en los cuentos de hadas.
Yo no creo que hay malos ni buenos. Creo que a veces nos comportamos bien y a veces mal. No me gustan los absolutos y como bien sabéis no me gusta la fantasía. Me gusta la imaginación.
Para hablar de héroes y de malvados yo me remito con mis hijos a la historia, a cosas reales, tangibles. No a lobos que son perseguidos por los cerditos ni a pájaros que se hacen amigos de los gatos. Creo que hay que enseñar a los niños el ciclo vital, el de verdad. Ese en el que el león se come al cerbatillo. Ese en el que el gato se come al ratón, ese en el que la jirafa destroza las partes altas de los árboles porque es lo que hacen para vivir. No voy a llevar a mis hijos a ver una matanza tradicional a su edad pero si me encuentro un pájaro muerto en el jardín o una rata muerta les explico que fue la gata. Es lo que hacen los gatos.
Para hablar del bien y del mal recurro a la historia, siempre tiene muy buenos ejemplos. Y la dualidad suele ser parte de todos los héroes. Por ejeplo yo estudié que Cortés era casi un santo que vino a catequizar a los indios y aquí aprendí que masacró un pueblo con una gran cultura. Claro, hay que mirar los hechos desde el siglo XVI, no desde el XXI y eso es lo que trato de enseñar a mis hijos.
Les hablo de mujeres que han cambiado la historia como Margaret Mead, María Montessori y Joan Goodall. Les hablo de ho
mbres que han salvado vidas como Pasteur, Koch o Flemming.
O les hablo de la chimpancé Whasoe que acaba de morir a mi se me saltaron las lágrimas cuando escuché la noticia.
Les hablo de los médicos árabes y judíos y de su saber perdido en medio de las guerras. Siglos de avances tirados a la basura por la ignorancia de unos pocos... Les hablo de las contradicciones que tiene el mundo. De la Iglesia acabando con judíos y moros mientras en los moasteterios conservaban todo el conocimiento que podían y los copiaban monjes analfabetos.
Casi siempre que a mis hijos les preocupa algo o que hay una lección que dar puedo recurrir a la historia de verdad, no a los cuentos de los tres cerditos.
Cuando necesitamos pensar en hadas bondadosas me remito a la gente ayudando en las inundaciones de Tabasco, Veracruz, Mérida o en el temblor del 85. No necesitamos figuras fantásticas.
Mi hija (cuatro años) me dijo ayer que no existe en ratón de los dientes... Me quitó a mi la ilusión de hacer de ratón. De ser el ratón de los dientes y así se lo dije. Le dije que eran una forma que teníamos los papás de decirles en secreto que les queríamos. ¿Por qué en secreto, mamá? Ahí se me acabaron los argumentos.
A mi me encanta convertirme en rey mago. Lo disfruto mucho más que mis hijos y soy consciente de que para mi es mucho más importante ese cuento que para ellos.
Pero la verdad, es que para hablar de actitudes buenas y malas, de personas y animales que han cambiado el mundo me remito a la vida real que es mucho más mágica que los cuentos de Perrault.