Esta noche ha sido infernal. Sólo una madre que su hijo se relaje con el pelo me puede comprender. Aún me duele el pelo, y ya llevo una hora fuera de casa. Julio se habrá despertado esta noche...cuantas? siete, ocho veces? Yo estaba a su lado siempre, y el estaba nervioso, agarrando los juguetes que le regalaron ayer por su santo (nunca durmáis con el tren de little people



A las siete se despierta (es la hora en la que empiezo a vestirme) Consigo que se duerma, me escabullo, y cuando me estoy vistiendo y escucho otra evz : mamaaaaa.


Me encontré a julio sentado en su cama, con el collar de la abuela puesto, diciéndome con su mejor carita que quería ver a pocoyó. Le dije muy paciente que la tele no se por la mañana, y que había pasado una noche muy mala por culpa de ver la tele tan tarde. No lloró.me preguntó: mamá a tabajá?. Sí, hijo, ven conmigo que voy a peinarme...
Pues me ha peinado mi hijo, me ha echado la pasta en el cepillo de dientes, ha ido a despertar a su papá, hemos planeado ir esta tarde a una biblioteca infantil que han inaugurado (cómo s enotanlas elecciones...). Y al final, me ha dado un beso (a su estilo, ofreciéndome la mejilla) y se ha quedado riendo con su padre.
Todo por un cambio de chip. Mi hijo no puede evitar tirarme el pelo dormido, mi hijo no se despierta por fastidiar. Bastante tiene él con comprender sin llorar que su mami tiene que irse. Así que, cuando las cosas s epongan feas, estéis nerviosas y apunto de explotar, pararse, respirar y pensar que vuestra tranquilidad y vuestro buen humor cambiará el negro por blanco. A mí me funciona
