- Dom, 07 Mar 2010, 18:57
#361490

Nunca hubiera podido imaginar que un chiquitín como el mío pudiera atreverse a tanto... Acabo de encontrarle en su habitación sobre un balancín que tiene, una jirafa, de rodillas, intentando subir a una estantería

. Antes me ha apagado la lavadora, después de haberle cambiado la temperatura una y otra vez. Coge la pelota y ahora no le basta con verla rodar por el suelo, si no que la tira encima de la mesa para que le caiga sobre la cabeza. El baño tiene que estar cerrado porque si ve una pequeña abertura pasa y se dedica a tirar todo lo que encuentra a la bañera. Aún no ha descubierto cómo abrir el grifo del bidé... no sé qué pasará el día que lo haga. Si encuentra el cubo de fregar con agua se dedica a chapotear... estoy todo el día saltando de un lado a otro siguiéndole como una sombra por donde quiera que va

. Alucinamos con él, cómo experimenta... en casa y en casa de la yaya.
Y yo que hace tan poco tiempo pensaba ¿cuándo empezará a caminar? Ha tardado pero se ha soltado y qué manera, no para. Todo le interesa, quiere cogerlo todo, no hay cosa en casa que no pase por sus manos...

Hemos tenido que retirar muchas cosas.
Hay tanto por hacer, cada día aprender... (una y otra vez me viene a la cabeza la sintonía de Caillou).
Estoy asombrada, algo me habían dicho sobre los niños en esta etapa y ahora que lo estoy viviendo estoy alucinada.
Hoy nos hemos decidido a ir con amigos a comer fuera. No sé cómo se nos ha ocurrido cuando nunca hemos podido tan siquiera tomar un café fuera de casa. Y lo mismo ha pasado hoy. Hemos comido uno primero y otro después. No quería permanecer ni un segundo dentro del restaurante. No sé si era el calor, el barullo o ambas cosas. Terminamos dentro del coche durmiendo los dos, fuera llovía. Qué chiquitarras tengo, todo un personaje.

En este momento mi salón parece un campo de minas